lunes, 22 de junio de 2009

53 tipos de jovenes argentinos. Empezamos por 3

Cheto doble apellido de Barrio Norte: Le pone a sus hijos nombres como Felicitas o Benjamín. Si consigue llegar a un club de zona Norte, también es rugbier. Es abonado a las marcas La Martina, Legacy y Cardón, por su reminiscencia con una imagen idealizada del campo donde los sucios hilos que determinan su posición social se purifican en una esencia bucólica, propia de las entrañas del ser nacional.

Cheto del interior: quizá el que posee valores más conservadores entre los chetos. Bastante sorprendido y aturdido frente a la corrosión moral porteña, cada vez que se acerca a estas tierras a estudiar medicina o derecho. Fálico incluso si se trata de una cheta femenina, e invadido enteramente por el sentido común occidental, blanco y masculino. Más conectado con el folklore y las peñas que un cheto cualquiera, buenos refugios aquellos contra la corrupción cosmopolita/metropolitana.
Cheto conservador: se los reconoce por volcar la libido en su futuro profesional y en la reproducción de los patrones familiares asignados. Necesitado de símbolos de prestigio y de seguridad; caratulador de lo “normal” y buscador de definiciones aceptadas. Si llegara a toparse con un ácido lisérgico, la rigidez de su estructura mental no toleraría el encuentro y el sujeto rápidamente psicotizaría.

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